La viscosidad de un fluido es una medida de su resistencia al esfuerzo de corte. El recíproco de la viscosidad es la fluidez, que es una medida de la fluidez (fluidez) de un fluido. Cuanto mayor sea la viscosidad, más espeso (menos fluido) será el fluido. Cuanto más baja sea la viscosidad, más delgada (más fluida) será. Una viscosidad más baja significa que el fluido puede fluir más rápido bajo las mismas condiciones. El término viscosidad generalmente se refiere al cizallamiento. Sin embargo, también se puede medir en tensión. Como las partículas de los líquidos viscosos están más fuertemente unidas entre sí y por lo tanto son menos móviles, esto se conoce como fricción interna. Esto no se debe únicamente a las fuerzas de atracción entre las partículas del fluido (cohesión). Dado que la viscosidad de los sólidos es generalmente muy alta y, por lo tanto, difícil de determinar, en este caso se utilizan términos alternativos como ductilidad, fragilidad o plasticidad. La viscosidad desempeña un papel central en la reología (estudios de flujo) y es importante en prácticamente todas las áreas en las que se utilizan u ocurren fluidos (por ejemplo, en pinturas, barnices, lubricantes, plásticos y adhesivos, en productos alimenticios como masas y pudines, pero también en medicina).