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El fascinante mundo de las calabazas

Hola, fans de las calabazas,

coged una taza de té y poneos cómodos, porque hoy nos adentramos en el fascinante mundo de las calabazas. Estos maravillosos frutos no sólo son los protagonistas de cualquier decoración otoñal, sino también auténticos superhéroes en la cocina y el jardín.

Empecemos por algunos títulos halagadores que adornan a la calabaza: Se la celebra como un «mensajero otoñal rico en nutrientes», un «milagro de sustancia vital» y una «bomba vitamínica baja en calorías». Especialmente desde que Halloween se convirtió en la comidilla de la ciudad, la calabaza ha salido del anonimato y se ha convertido en el centro de atención de la popularidad. Y no nos referimos sólo a los farolillos que parpadean en secreto, sino también a las deliciosas sopas y a los crujientes dados de verdura.

Pero, ¿sabía que la planta de la calabaza tiene algo más que ofrecer que su carne? Sí, las semillas, el aceite e incluso las hojas son comestibles y están repletas de buenos nutrientes. Razones más que suficientes para fijarnos en esta colorida planta.

Echemos un vistazo a la historia de la calabaza. Puede que en Europa Central sea una verdura relativamente nueva, pero a nivel mundial tiene un pedigrí impresionante. Se cultiva en América Central y del Sur desde hace unos 5.000 años y llegó a Europa y Asia a través de la colonización. Imagínese, ¡se dice que el mismísimo Cristóbal Colón descubrió la calabaza en Cuba en 1492!

Hoy en día, las calabazas comestibles se pueden encontrar en casi todo el mundo, con condiciones especialmente favorables en las zonas de clima cálido y húmedo de las regiones tropicales altas de América Central y del Sur. En Europa Central, suelen alcanzar su esplendor a finales de verano, listas para la cosecha a principios de otoño.

Sin embargo, el cultivo de la calabaza no está exento de dificultades. Sobre todo en los países industrializados occidentales, donde la demanda aumenta enormemente en otoño, el cultivo suele realizarse a gran escala.

Esto puede acarrear problemas como la lixiviación del suelo y la sequía. Pero no se preocupe, ¡hay soluciones! Los ácidos húmicos, por ejemplo, pueden ayudar a mejorar la capacidad de retención de agua del suelo y reducir la necesidad de riego y fertilizantes.

Curiosamente, estudios como el de Irán demuestran que los ácidos húmicos también pueden aumentar la resistencia de las calabazas a factores de estrés ambiental como los metales pesados. Esto no sólo mejora el desarrollo de las raíces, sino también el crecimiento de la planta en general.

Así que, tanto si eres un amante de las calabazas como si simplemente sientes curiosidad por esta versátil hortaliza, siempre hay algo nuevo que aprender y descubrir. Celebremos esta estación otoñal apreciando la diversidad y los beneficios de esta increíble planta.

El cultivo de calabazas más fácil

Si alguna vez te has preguntado cómo cultivar las calabazas perfectas, déjame que te lo cuente: Todo empieza con la tierra. Un suelo rico en nutrientes, idealmente enmendado con acondicionadores del suelo a base de ácido húmico (por ejemplo, Liqhumus) es tu mejor amigo para cultivar calabazas. Si quieres cultivar calabazas de invierno para tu próxima cena de Acción de Gracias o simplemente como decoración otoñal, con la tierra adecuada crecerán casi solas. Y no te preocupes, aunque tu huerto sea más bien de tamaño modesto, las calabazas no ocupan tanto espacio como podrías pensar. Puede que coseches menos frutos y más pequeños, pero seguirán siendo ricos en nutrientes y sabor.

Cultivar calabazas: sencillo, pero exigente

Aunque las calabazas son relativamente frugales, tienen algunas necesidades importantes. Además de un suministro continuo de agua, es esencial un suelo rico en nutrientes. Otro factor decisivo para el éxito de tu cosecha es la temperatura del suelo: mantenla siempre por encima de los 12 grados centígrados, por ejemplo en un invernadero.

¿Cultivar uno mismo o comprar?

Para los que prefieren la vía ecológica: cultivar tus propias calabazas te permite evitar posibles residuos de pesticidas y fertilizantes. Incluso en espacios reducidos, los ácidos húmicos pueden hacer maravillas y conseguir plantas y frutos más sanos y abundantes. Si no dispone de espacio, merece la pena visitar a su agricultor ecológico local. Encontrarás muchas variedades tradicionales de calabaza que echas de menos en las tiendas convencionales. ¿Y lo mejor? Las calabazas ecológicas no suelen estar tan lejos de las convencionales en cuanto a precio.

¿Por qué no saber más sobre los ácidos húmicos?

Tratando sus calabazas con ácidos húmicos, puede aumentar considerablemente la calidad de su cosecha. ¿Por qué no prueba este pequeño remedio milagroso y ve cómo florece su huerto?

¡Feliz jardinería!

Más información sobre nuestros productos de tratamiento de semillas con ácidos húmicos.

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