Los hidróxidos son sustancias similares a la sal que contienen componentes negativos de la red (aniones) en forma de iones de hidróxido (OH-). Los hidróxidos solubles como el hidróxido de sodio y el hidróxido de potasio forman soluciones alcalinas fuertes (álcalis) con agua. Éstos se conocen como hidróxido de sodio o hidróxido de potasio. Los hidróxidos menos solubles, como el hidróxido de bario y el hidróxido de calcio, forman suspensiones alcalinas débiles con agua. Las soluciones saturadas se llaman barita o agua de cal. Si estas dos sustancias entran en contacto con el dióxido de carbono, se oscurecen. En el laboratorio químico, los hidróxidos metálicos se preparan generalmente añadiendo soluciones salinas con una solución de hidróxido de sodio o de potasio y luego filtrando los precipitados, lavándolos y secándolos al aire. En algunos casos, no se forman hidróxidos puros en este proceso, sino - después de la precipitación - hidróxidos de óxido, por ejemplo, hidróxido de óxido de hierro (III).